¿Quién dijo que todo está perdido? En estas horas difíciles, en el campamento de San Martín parece entonarse la letra del famoso tema de Fito Páez: “Yo vengo a ofrecer mi corazón”.
Lo dijo Ramiro Costa, el autor del gol descuento en Buenos Aires, una vez decretada la derrota 2-1 ante River: “Tenemos que seguir intentando, las matemáticas todavía nos dan. Hay que hacer borrón y cuenta nueva, el sábado tenemos otra final ante Lanús”.
Las voces escuchadas post partido en el Monumental compusieron la misma melodía, la de la esperanza para cosechar esos diez puntos que necesita el “Santo” para aspirar a asegurar su permanencia en la Superliga.
“¿Cómo hacemos para no sentirnos ya descendidos? No podemos claudicar en el intento de dejar a San Martín en primera”, postuló Jorge Carranza, la figura ante el “Millonario”. Nos quedan cinco partidos y lucharemos hasta el final. Iremos de local a tratar de ganar”.
Precisamente, la condición de local que le tocará ejercer a San Martín en tres de esos partidos (además de Lanús, jugará contra Boca y San Lorenzo en La Ciudadela), pretende ser la carta fuerte para esquivar el descenso en la recta final.
Rodrigo Moreira fue portavoz de esta opinión. “Lo positivo es que tenemos tres partidos por delante de local que podemos sacar adelante, jugando como lo hicimos contra River se pueden conseguir los puntos que necesitamos. Hay que confiar en el equipo y que la gente esté tranquila. Ojalá el fin de semana que viene podamos dar lo mejor”, expresó.
El propio Floreal García, desde su lugar de técnico interino, aludió a la supuesta ventaja que otorga jugar en casa, que de todas formas no ha sido aprovechada en demasía en esta campaña: si bien el “Santo” sumó 12 de sus 18 unidades en el torneo en calidad de anfitrión, fueron muchos menos de los que se esperaba en la previa.
“El margen es más corto y la presión es mayor. Jugar de local es clave, esos tres puntos deben quedar en casa. Con diez, nos salvamos”, afirmó García esperanzado mientras esperaba una definición de los dirigentes sobre la continuidad o no de su interinato.
Carranza ponderó la colaboración de Floreal en esta situación de ribetes dramáticos, futbolísticamente hablando. “Nos vino a dar una mano en un momento en que estábamos sin entrenador. Él de alguna manera puso su trabajo a disposición nuestra y los dirigentes van a evaluar qué es lo mejor para el plantel”.
Ante una consulta de LG Deportiva sobre si la “digna actuación” -tal como él la calificó- frente a River, fue de alguna manera una respuesta de los jugadores a los dichos de Gastón Coyette al irse del club, el arquero “santo” (a quien el exentrenador le dio la titularidad) respondió: “Coyette trabajó a la par nuestra, hizo una tarea importante, pero se nos escaparon resultados por detalles, y esos detalles hicieron que lamentablemente haya tenido que dar un paso al costado. No fueron solamente los errores que pudo haber cometido el entrenador, nosotros también cometimos errores dentro de la cancha”.
Por supuesto, el plantel “santo” regresó a Tucumán lamentando haberse ido de Núñez con las manos vacías, en particular por la mano penal no cobrada por Germán Delfino sobre el epílogo, que tal vez le hubiera dejado algo en el bolsillo.
“Yo no digo que sea adrede, yo digo los árbitros están para impartir justicia, en el minuto uno o en el 95. Si hay un penal claro a favor de la visita en el último minuto tiene que cobrarlo. Era un punto que significaba mucho para San Martín”, argumentó Carranza, antes de rematar: “El árbitro no estuvo fino, y necesitamos que los árbitros estén finos porque nos jugamos demasiado…”